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martes, 28 de julio de 2009

JORDI ALBA SE HACE QUERER CON SUS GOLES

Jordi Alba sigue empeñado en quedarse. ¡Qué cosas tienen estos jóvenes! Pues además de calidad, desparpajo, entusiasmo y fútbol. El canterano, por segundo partido amistoso consecutivo, vio puerta. Si Emery tenía pocas dudas en la valía de este chaval, él se está encargando de que no cambie de opinión. Él y Míchel, otros de los destacados en el primero de los partidos que jugó el Valencia en el Torneo Centenario del Borussia Dortmund, encuentro que terminó en tablas, aunque lo ganaron los de Emery por hacer pleno en la tanda de penaltis y también por el buen hacer de César, tanto en el partido en sí como en los penaltis.El Valencia comenzó el duelo ante los germanos estando bien colocado sobre el terreno de juego. Con Albelda mandando en el centro, Banega asumiendo protagonismo en la circulación y Joaquín haciendo diabluras por su banda. Un disparo con toda la intención de Míchel y otro de Joaquín, este desviado, pusieron en aprietos al guardameta Weidenfeller. Lógicamente, conforme transcurrieron los minutos el físico se convirtió en un handicap y el empuje del Borussia acabó creando problema tras problema. Los de Emery, acosados por la banda de Carleto, tuvieron que emplearse a fondo para detener las embestidas bávaras. El Borussia Dortmund, poco a poco, fue ganando terreno, aunque el peligro para César solo llegó en acciones a balón parado. Porque una cosa que tiene que corregir Emery respecto al partido de ayer son las innecesarias faltas al borde del área que regaló la zaga. Pero, pese al dominio del Borussia, el que pegó primero fue Jordi Alba. El canterano aprovechó una excelente asistencia de Banega para enviar el balón al fondo de la red con precisión y calidad en el mano a mano ante el portero. Ese gol parecía que iba a dar la victoria a los de Emery, si bien, en el último empuje alemán, Santana, tras una acción dudosa por fuera de juego, puso las tablas en el marcador. Penaltis. Carleto, Míchel, Zigic, Banega, Joaquín, Jordi y Maduro, no fallaron; César se lo paró a Marcel.

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